domingo, 24 de octubre de 2010

a paso ligero

a cuestas, la sombra,
sobre hombros don nadie,
brazos añicos, manos caladas,
pasos hundidos, a paso ligero,
pies desinflados, pestañas mojadas


hay a la vista...
                                                                                                                  u
                                                                                                                  na
                                                         bot
                                                         ella
y me sirvo
un vaso con verso,
del verso que bebo,
un beso en el vaso,
a paso ligero,
y a caso un abrazo
que me alivie el pescuezo

domingo, 29 de agosto de 2010

Esta noche

Esta noche, me he levantado palpando una sucia mentira, 
una mentira que visten esos ojos antes de irse a la cama
y antes de decidir qué pesadilla emprender a tu vera.
Qué intimidantes son los atisbos que da la Luna tras la cortina de humo,   
más anhelantes los latidos del reloj que cada anoche anuncian su taquicardia
en busca del minuto perdido en las máscaras de los tripulantes.
Pero qué excelentes son las horas en las que decides
si ya es la hora de dormir o de prender un cigarrillo más,
y qué cojonudas son las noches en las que te metes entre las sábanas
contando todas aquellas copas de vino para quedarte dormido,
sin saber que es el mismo narrador, el de la vista gorda,
quien se preocupa por el bienestar de tu insomnio.

jueves, 1 de julio de 2010

No ché

Si he pecado, que me condene la Luna Vieja
a menguar en cada noche cruda de invierno,
y que no se apiade si me ve palidecer
por cada suspiro apuñalado.

Y después de orear la acción,
voces tenues acribillan el aire:
calan caricias de marfil
siete veces por bostezo,
disparan loores de sal
siete veces por sueño.

Se ahoga la almohada,
se orinan las sábanas,
se marcha la valeriana...
¡Qué arduo resulta dormir!

sábado, 5 de junio de 2010

Postrimería I

Si mi boca se exhibe empapada en saliva, no dudes, pero sí,
aunque pueda no haber mayor responsable que ese par de siseantes pupilas
que la exhortan a callar, que le piden ferozmente allegar su lengua
hasta verse camuflada bajo el horizonte de un ajeno paladar, a bene placito.
Hoy, más bien, una voz retumba hasta en mis areolas de cacao.

Mas, si he de confesar, no espero mudes de cosmovisiones,
ni que tu aliento atiborre el aire de negligentes o tajantes pretensiones,
ni verte sometido, con la espalda tan mojada de sudor y rendimiento,
a un espeluzno palidecer.
Tan sólo deseo que ni un paréntesis o pie de página
caigan en el punto bajo de la omisión,
que tus ojos platiquen con mis labios,
que tus orejas no encubran tus oídos,
y que de acero sea tu trasero, dispuesto a oír,
al posarse adyancente a mí,
para, sobre mis hombros,
hasta mi más ínfima palabra puedas inhalar.

Y si, a posteriori, se han de estancar estas palabras en mi nuez de Adán,
bendita merluza, no permitas que a la mañana se tope alguna con mi resaca,
bendita merluza, habrás de absorber hasta mi último testimonio a favor del retrete.
Mañana, menos bien, pueda el silencio sellar nuestros labios en un ademán de suposiciones.

jueves, 6 de mayo de 2010

Qué barbarie

De repente,
su ósculo
en hastío,
su palma
en conmoción,
su vista
en mutación,
su voz
en deterioro,
su olor
en extravío,
su cielo
en el suelo,
su cama
en el jardín,
su aliento
y la impotencia,
su escague
fuera del tablero...
Su rostro se vuelve,
esputa, ahueca el ala.

viernes, 19 de marzo de 2010

Tembleque

Tembleque,
me apuntan a la espalda,
la prefiero sin ropón.

Tembleque,
me sudan los ojos
agotados de esperar.

Tembleque,
me oyo dando tundas,
mis puños no ven.

Tembleque,
me pasé un poco de vueltas,
que no me aúpen los círculos.

Tembleque,
me aburren mis heridas
perdidas en el ajar.

Tembleque,
me tapo los ojos,
ya sabía que eras tú.


Tembleque,
me arrugo la voz,
muy felices noches.

miércoles, 10 de marzo de 2010

A mis diez y siete

A mis diez y seis, no supe manejar la situación,
a mis diez y siete, ya casi tengo la licencia.
A mis diez y seis, los nervios no se controlaron,
a mis diez y siete, mejor los amarro a un poste.
A mis diez y seis, mi diestra se vistió de moho,
a mis diez y siete, aprenderé a escribir.
A mis diez y seis, Regina no estuvo tan mal,
a mis diez y siete, fuera, eso sí que me agrada.
A mis diez y seis, a escoger un club,
a mis diez y siete, scientia et praxis.
A mis diez y seis, las tías me cayeron mal,
a mis diez y siete, ya me veo en "Las Tías".
A mis diez y seis, brindé a la salud de mi hígado (con él),
a mis diez y siete, no me quedó ni un pelo de abstemia.
A mis diez y seis, inflé mis pulmones cual globos de alquitrán,
a mis diez y siete, todavía los oyo jadear desde el cielo.
A mis diez y seis, me encontré un pícher,
a mis diez y siete, qué buen bate, Piña.
A mis diez y seis, me cansé del cansancio,
a mis diez y siete, me casé con él.
A mis diez y seis, me jubilé de esperar,
a mis diez y siete, ¿qué cosa he esperado?
A mis diez y seis, no lo vi llegar,
a mis diez y siete, lo vi y aprendí a mirar.
A mis diez y seis, le armé un altar en mi cabeza,
a mis diez y siete, no lo volveré a aclamar jamás.
A mis diez y seis, nunca me atreví,
a mis diez y siete, el nunca será un hecho.

martes, 9 de marzo de 2010

Nieta de Éaco

Una vez más, la edad de esta miseria caduca,
un verano más habrá fallecido de hipotermia,
otras largas estaciones se instalarán en mis hombros,
a mi vera, el sol no me atestará de perfidas puestas.
Un flemático amanecer me vendrá a acostar cada mañana,
a ungirme ambrosía frente a la hoguera del desván
y, por fin, un Aquiles estará a favor de su talón y Paris.

Ante todo, un bandido y fóraneo futuro me contó
que no todo estaba tan fríamente calculado.

lunes, 1 de marzo de 2010

Con mi permiso

Con mi permiso, ahora, me sirvo una copa de tu dolor:
quiero, esta noche, embriagarme con tus sabores
y amanecer con la resaca de tus palabras.

Con mi permiso, abrocharé tus frases a mi saco
para pasar desapercibido este frío de secuelas descabelladas
y poder sacarlas a pasear por las calles de nuestras cabezas.

Con mi permiso, desterraré tus ojos de los míos.
Párpados cómplices de una secreción escurrida,
no se dan cuenta de cuántas se han dado ya a la fuga.

Con mi permiso, hoy, permaneceré pegada a tus faldas,
llamaré a tu voz aire, aire que, hasta ahora,
nos ha permitido un ahogo glorioso.

Habla Luis Alberto

Guitarra Negra

Parte Quinta

II

Con los roperos,
viviendo con los roperos,
aprendió a saludar
con ruido de puerta.

Le parecía insignificante su actividad en otros cuerpos,
siendo madera.
Veces hubo en que fue bisagra o picaporte.

El tiempo pasó enorme.
Lo único que no aprendió
fue a reír en esa situación,
pues los roperos no se oirían reír
entre tanta locura y tanta espera,

Al morir dejó dicho en un papel:
"Me voy de aquí a esperar
del otro lado de mi fin
una sonrisa de todo lo amorosamente imperturbable".

sábado, 20 de febrero de 2010

Son inaudito

Qué presencia más precaria de fulgor aquella que me embalsamó con su saliva y cuya lengua se enredó una vez más en mis oídos, aquella más precaria aún de palabra, aquella que me viste de asombros y me llena de recelos un mes más, aquella que, del este al oeste, mis atisbos no quiso escuchar.
Me sirve de nada su vista, me sirve de poco su mirada, nada más.
Nada más, jugar también a escondernos del silencio no pasa de moda.
Más adelante están, además, los que al silencio cortaron las cuerdas vocales y yo, acá, sorda de tanto farfullo que este silencio provoca a mi alrededor.

miércoles, 17 de febrero de 2010

1:11 a.m.

Desde un quinto rincón, practica su tiro al blanco sobre pupilas gastadas de ver sin mirar. Acaricia sus dígitos cada sesenta sin importarle alguno que se retrace. Solo avanza, sólo.

Se acerca, me distrae, me seduce, me toma de las manos con sus disparejas manecillas, me balancea y ejercemos el vals de las horas perdidas. Se esfuman los recuerdos. Nada que reclamar, nada que añorar, nada que reprochar, todo se detiene.

La cabeza me da vueltas, no sé dónde estoy.

lunes, 15 de febrero de 2010

Pronóstico de ayer

Seis días se apresuran menos por ser semana,
una semana se apresura más por disiparse.
Algunas semanas me olvidé de olvidar,
algunas quincenas me olvidé un poco más
y, algunos meses atrás, olvidé cómo hacerle.
Pronosticando, hoy, mañana, hasta siempre, ayer.

viernes, 29 de enero de 2010

Vil Perfil

I
(Derecha)

Me conmueve esa pupila tan capaz de contemplar aquellas miradas huérfanas de comprensión y abrasarlas con el más puro calor de la sensibilidad.
Me conmueve ese medio labio capaz de escuchar hasta las voces provenientes de las más frenéticas hipodermis y apaciguar hasta los pormenores más ocultos.
Me conmueve esa fosa tan capaz de percibir hasta los más inefables sentimientos, tomarlos de la mano y llevarlos furtivamente por el sendero de la sublimidad.
Me conmueve ese oído capaz de comprender otras lenguas y sus papilas, y tan capaz de mantenerse de pie sin importar la magnitud de la resonancia.
Me conmueve ese cabello capaz de emanar amenidad sobre toda la faz de los tugurios y arrebujarte con sus pelos hasta la lejanía más cercana.
Me conmueve tan vil perfil que atesora sus más ricas facciones tras un velo de indiferencia inocente.


II
(Izquierda)

Me turba, también, esa otra pupila tan capaz de hablar con la más agria sinceridad y de hacer accionar a los más nobles lagrimales con un simple guiño.
Me turba, también, ese otro medio labio capaz de tragarse todas sus benditas palabras dejándose llevar por el deseo de una gula soberbia.
Me turba, también, esa otra fosa incapaz de reconocer el perfume de su amado amanecer al lado de su concomitante enemigo que trae puesto el traje al revés.
Me turba, también, ese resto de cabello capaz de enredar todas las suplicas con gestos de amargura en un ademán de hastío.
Me turba, también, tan vil perfil cuyo egoísmo al rostro el velo no quiere despojar.

miércoles, 27 de enero de 2010

Dices

Dices que hasta tu escondite te ha delatado,
que hasta tu sombra te ha abandonado,
que como el cangrejo sueles andar,
que el silencio no deja de farfullar,
que ayer también se pasea hoy
y hoy tampoco existe para ti.

Dices que el tiempo se salió con la suya,
que el pasado no te suelta la cola,
que tus días sólo crepitan como leña al fuego,
pero tú sólo continúas buscando entre las cenizas.

Dices, una vez más:
"Ayer perdí un hoy capaz de
haber sido un mañana mejor
".

El apurado

Te falta tiempo: pretendes vivir dos días en uno,
si es que a eso es lo que tú llamas ahora vivir.
Te refugias adelantando siempre un mañana,
te olvidas de que también existe un hoy
y tú mismo eres preso de tu prisa.



Y para conmemorar a la chata de casco negro, vestido y lazo:
"Como siempre: lo urgente no deja tiempo para lo importante".

sábado, 16 de enero de 2010

Habla Jean Paul

Me inclino sobre cada segundo, trato de agotarlo; no dejo nada sin captar, sin fijar para siempre en mí, nada, ni la ternura fugitiva de esos hermosos ojos, ni los ruidos de la calle, ni la falsa claridad del alba; y sin embargo, el minuto transcurre y no lo retengo; me gusta que pase.