viernes, 23 de septiembre de 2011

Lima ofuscada

Lima ofuscada

inhalo agua seca,
la humedad suspende
el curso de mi suspiro
y asía fuerte mi pecho
como pellejo con frío.

el sol
está y no.
tras una nube,
se asoma, temerario,
aguardando su agonía.

hace algún tiempo
emanaba de mi rostro
un perfume a sosiego
y los rayos cubrían
mi falta de abrigo.

de repente,
una brisa candente
(verbena eterna)
susurra a mi oído:
el invierno acabó.

lunes, 8 de agosto de 2011

Habla Günter

Cambio


De pronto estaban aquí las cerezas,
aunque se me había olvidado
que había cerezas,
e hice proclamar que nunca hubo cerezas,
estaban aquí, de pronto y caras.


Cayeron ciruelas y me dieron a mí,
pero si alguien cree
que yo cambio
porque algo me caiga encima,
es que nunca le han caído cerezas.


Sólo cuando me pusieron
avellanas en los zapatos
y tuve que correr,
porque los niños querían lo de dentro,
grité pidiendo cerezas,
quise que me cayeran encima ciruelas
 y cambié un poquito.

domingo, 26 de junio de 2011

cielo interior

dos de la mañana: golpe bajo
entonces la noche cae, lenta,
vencida por el enorme peso
de montones de recuerdos
que yacen bajo su manto

se liberan, a lo largo del cielo,
como nubes, grises y deformes,
que se ocultan entre sí,
una vez más distantes,
dos veces menos olvidadas

por cada ventarrón, la noche gime,
retuerce sus nubes, como tripas,
patea el aire, sin tregua, sin fondo:
a este cielo le hacen falta estrellas,
y a esta noche, escrúpulos.

domingo, 19 de junio de 2011

Habla Mario

Chau número tres

Te dejo con tu vida
tu trabajo
tu gente
con tus puestas de sol
y tus amaneceres
sembrando tu confianza
te dejo junto al mundo
derrotando imposibles
seguro sin seguro
te dejo frente al mar
descifrándote a solas
sin mi pregunta a ciegas
sin mi respuesta rota
te dejo sin mis dudas
pobres y malheridas
sin mis inmadureces
sin mi veteranía
pero tampoco creas
a pie juntillas todo
no creas nunca creas
este falso abandono
estaré donde menos
lo esperes
por ejemplo
en un árbol añoso
de oscuros cabeceos
estaré en un lejano
horizonte sin horas
en la huella del tacto
en tu sombra y mi sombra
estaré repartido
en cuatro o cinco pibes
de esos que vos mirás
y enseguida te siguen
y ojalá pueda estar
de tu sueño en la red
esperando tus ojos
y mirándote.

miércoles, 2 de febrero de 2011

menos una flor

el sol se ha asomado,
tus pétalos se abren,
como alas, al jardín entero
y te muestras transparente


todos sonríen
mientras avanzas a la deriva
por entre las flores
que crecen increíblemente altas 


contigo
fina, alegre, tierna
no hay flor que no se deleite
de tu juego de sonrisas

alguien te llama, respondes despacio
de repente, hay alguien ahí
una flor con pétalos de caleidoscopio
una flor en el cielo con diamantes

te subes atrás, con la cabeza en las nubes
y así, soslayan el recuerdo
de lo que fue para ambas
idilio, menester, afán

cierras los ojos
puedes sentir su voz acariciando tu alma
mientras tu piel se eriza con vehemencia
y te preparas para volver a llegar hasta ella


no hay nada más que temer
ella te cuida, así con esa ternura
de niña que protege a su muñeca
hasta dormirse a su lado


después, los vuelves a abrir,
pero no está más enfrente
buscas a la flor con el sol en los ojos
y ella se ha ido

algo retraída y algo ansiosa
posas la vista, cautelosa,
por encima de tus amigas
y para ti es fácil notar




u                                                                       
n
                                                 v
e                                               a                               
s                                               c
p                                               í 
a                                               o
c   
i
o




y tus pétalos caen, como lágrimas,
hasta perderse en el jardín
hasta marchitar tus ojos
hasta desaparecer

domingo, 24 de octubre de 2010

a paso ligero

a cuestas, la sombra,
sobre hombros don nadie,
brazos añicos, manos caladas,
pasos hundidos, a paso ligero,
pies desinflados, pestañas mojadas


hay a la vista...
                                                                                                                  u
                                                                                                                  na
                                                         bot
                                                         ella
y me sirvo
un vaso con verso,
del verso que bebo,
un beso en el vaso,
a paso ligero,
y a caso un abrazo
que me alivie el pescuezo

domingo, 29 de agosto de 2010

Esta noche

Esta noche, me he levantado palpando una sucia mentira, 
una mentira que visten esos ojos antes de irse a la cama
y antes de decidir qué pesadilla emprender a tu vera.
Qué intimidantes son los atisbos que da la Luna tras la cortina de humo,   
más anhelantes los latidos del reloj que cada anoche anuncian su taquicardia
en busca del minuto perdido en las máscaras de los tripulantes.
Pero qué excelentes son las horas en las que decides
si ya es la hora de dormir o de prender un cigarrillo más,
y qué cojonudas son las noches en las que te metes entre las sábanas
contando todas aquellas copas de vino para quedarte dormido,
sin saber que es el mismo narrador, el de la vista gorda,
quien se preocupa por el bienestar de tu insomnio.

jueves, 1 de julio de 2010

No ché

Si he pecado, que me condene la Luna Vieja
a menguar en cada noche cruda de invierno,
y que no se apiade si me ve palidecer
por cada suspiro apuñalado.

Y después de orear la acción,
voces tenues acribillan el aire:
calan caricias de marfil
siete veces por bostezo,
disparan loores de sal
siete veces por sueño.

Se ahoga la almohada,
se orinan las sábanas,
se marcha la valeriana...
¡Qué arduo resulta dormir!

sábado, 5 de junio de 2010

Postrimería I

Si mi boca se exhibe empapada en saliva, no dudes, pero sí,
aunque pueda no haber mayor responsable que ese par de siseantes pupilas
que la exhortan a callar, que le piden ferozmente allegar su lengua
hasta verse camuflada bajo el horizonte de un ajeno paladar, a bene placito.
Hoy, más bien, una voz retumba hasta en mis areolas de cacao.

Mas, si he de confesar, no espero mudes de cosmovisiones,
ni que tu aliento atiborre el aire de negligentes o tajantes pretensiones,
ni verte sometido, con la espalda tan mojada de sudor y rendimiento,
a un espeluzno palidecer.
Tan sólo deseo que ni un paréntesis o pie de página
caigan en el punto bajo de la omisión,
que tus ojos platiquen con mis labios,
que tus orejas no encubran tus oídos,
y que de acero sea tu trasero, dispuesto a oír,
al posarse adyancente a mí,
para, sobre mis hombros,
hasta mi más ínfima palabra puedas inhalar.

Y si, a posteriori, se han de estancar estas palabras en mi nuez de Adán,
bendita merluza, no permitas que a la mañana se tope alguna con mi resaca,
bendita merluza, habrás de absorber hasta mi último testimonio a favor del retrete.
Mañana, menos bien, pueda el silencio sellar nuestros labios en un ademán de suposiciones.

jueves, 6 de mayo de 2010

Qué barbarie

De repente,
su ósculo
en hastío,
su palma
en conmoción,
su vista
en mutación,
su voz
en deterioro,
su olor
en extravío,
su cielo
en el suelo,
su cama
en el jardín,
su aliento
y la impotencia,
su escague
fuera del tablero...
Su rostro se vuelve,
esputa, ahueca el ala.