viernes, 25 de diciembre de 2009

Es o es

Se trata de una situación en la que abundan los síes negativos,
las promesas propuestas sólo a las más altas apuestas,
las lenguas que a la primera te sonríen y después te escupen,
las realidades poco conscientes de una verdadera realidad
y los años que pasan desapercibidos por debajo de las sábanas.
Lo bestial es cuando corretean las paredes y se persiguen entre sí,
cuando la puerta de salida juega a las escondidas no bajo tu consentiminto,
cuando el techo despoja al suelo de su alfombra y decide posarse en él,
cuando el silencio no te deja de mirar, sonríe y se burla de ti.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Ya, pez

Un sabor entre lo amargo y lo umami,
tan inciertamente identificable por el paladar,
pero tan misteriosamente agradable.
Es ese mismo sabor el que prevalece y
se percibe ahora en estas profundidades.
No hay olores y los sonidos se distorcionan.
El agua no está lo suficientemente mojada;
no está caliente, pero tampoco demasiado fría.

Fuera del cardumen, hay uno que no les pertenece.
Un cuerpo cubierto de la cola a la cabeza
con escamas de indolencia y de un color infinitamente relativo.
Un interior repleto de espinas cóncavas y aterciopeladas,
de la osamenta más incompleta y firme de todas.

Por encima de las aguas, un ciego lo busca detenidamente:
una vez más, se ha perdido en la profundidad
y el sopor de sus ojos. Demasiado placer.
Un distinto modo de dirigir la mirada,
que se divide en dos y confunde el andar.
Definitivamente, el agua turbia no ayuda.
No interesa. Vale la pena adentrarse en ellos y
encontrarse con todo aquello que ha recopilado.
Unos ojos acuosos y saltones que aguardan
aquellos momentos que otrora se vivifican,
un pasado distinto y un porvenir diferente.
Esa mirada también está perdida en otro tiempo.

Una bocanada de aire, un bocatodo de agua,
un continuo movimiento de abrir y cerrar
de boca más una aparente y fingida respiración
que impiden realizar los más desenvueltos movimientos.
Una minúscula zozobra y sale corriendo:
es un pez más que nunca aprendió a nadar.
Se está ahogando y ahora no le queda más que flotar.