viernes, 19 de marzo de 2010

Tembleque

Tembleque,
me apuntan a la espalda,
la prefiero sin ropón.

Tembleque,
me sudan los ojos
agotados de esperar.

Tembleque,
me oyo dando tundas,
mis puños no ven.

Tembleque,
me pasé un poco de vueltas,
que no me aúpen los círculos.

Tembleque,
me aburren mis heridas
perdidas en el ajar.

Tembleque,
me tapo los ojos,
ya sabía que eras tú.


Tembleque,
me arrugo la voz,
muy felices noches.

miércoles, 10 de marzo de 2010

A mis diez y siete

A mis diez y seis, no supe manejar la situación,
a mis diez y siete, ya casi tengo la licencia.
A mis diez y seis, los nervios no se controlaron,
a mis diez y siete, mejor los amarro a un poste.
A mis diez y seis, mi diestra se vistió de moho,
a mis diez y siete, aprenderé a escribir.
A mis diez y seis, Regina no estuvo tan mal,
a mis diez y siete, fuera, eso sí que me agrada.
A mis diez y seis, a escoger un club,
a mis diez y siete, scientia et praxis.
A mis diez y seis, las tías me cayeron mal,
a mis diez y siete, ya me veo en "Las Tías".
A mis diez y seis, brindé a la salud de mi hígado (con él),
a mis diez y siete, no me quedó ni un pelo de abstemia.
A mis diez y seis, inflé mis pulmones cual globos de alquitrán,
a mis diez y siete, todavía los oyo jadear desde el cielo.
A mis diez y seis, me encontré un pícher,
a mis diez y siete, qué buen bate, Piña.
A mis diez y seis, me cansé del cansancio,
a mis diez y siete, me casé con él.
A mis diez y seis, me jubilé de esperar,
a mis diez y siete, ¿qué cosa he esperado?
A mis diez y seis, no lo vi llegar,
a mis diez y siete, lo vi y aprendí a mirar.
A mis diez y seis, le armé un altar en mi cabeza,
a mis diez y siete, no lo volveré a aclamar jamás.
A mis diez y seis, nunca me atreví,
a mis diez y siete, el nunca será un hecho.

martes, 9 de marzo de 2010

Nieta de Éaco

Una vez más, la edad de esta miseria caduca,
un verano más habrá fallecido de hipotermia,
otras largas estaciones se instalarán en mis hombros,
a mi vera, el sol no me atestará de perfidas puestas.
Un flemático amanecer me vendrá a acostar cada mañana,
a ungirme ambrosía frente a la hoguera del desván
y, por fin, un Aquiles estará a favor de su talón y Paris.

Ante todo, un bandido y fóraneo futuro me contó
que no todo estaba tan fríamente calculado.

lunes, 1 de marzo de 2010

Con mi permiso

Con mi permiso, ahora, me sirvo una copa de tu dolor:
quiero, esta noche, embriagarme con tus sabores
y amanecer con la resaca de tus palabras.

Con mi permiso, abrocharé tus frases a mi saco
para pasar desapercibido este frío de secuelas descabelladas
y poder sacarlas a pasear por las calles de nuestras cabezas.

Con mi permiso, desterraré tus ojos de los míos.
Párpados cómplices de una secreción escurrida,
no se dan cuenta de cuántas se han dado ya a la fuga.

Con mi permiso, hoy, permaneceré pegada a tus faldas,
llamaré a tu voz aire, aire que, hasta ahora,
nos ha permitido un ahogo glorioso.

Habla Luis Alberto

Guitarra Negra

Parte Quinta

II

Con los roperos,
viviendo con los roperos,
aprendió a saludar
con ruido de puerta.

Le parecía insignificante su actividad en otros cuerpos,
siendo madera.
Veces hubo en que fue bisagra o picaporte.

El tiempo pasó enorme.
Lo único que no aprendió
fue a reír en esa situación,
pues los roperos no se oirían reír
entre tanta locura y tanta espera,

Al morir dejó dicho en un papel:
"Me voy de aquí a esperar
del otro lado de mi fin
una sonrisa de todo lo amorosamente imperturbable".